Santuarios y capillas

Historia de los templos de España. Toledo. Santuarios y capillas


IGLESIA PRETORIENSE DE SAN PEDRO Y SAN PABLO

La fundación de esta iglesia se remonta a la época de la dominación goda. La designación del sitio en que estuvo edificada ha sido objeto de encontradas opiniones. Es lo más probable que se hallaba situada en la vega, como la basílica de Santa Leocadia; y así, al menos, se desprende de un canon del Concilio XII Toledano, uno de los que se celebraron en su recinto.

La misma falta de datos que encontramos al tratar de señalar el sitio de su fábrica, existe acerca de su parte material.

Sin embargo, la circunstancia de haberse celebrado en ella algunos concilios, de cuyo honor solo habían disfrutado hasta entonces la catedral y la basílica de Santa Leocadia, es decir, los dos mejores templos de Toledo, es un indicio de que debió ser también suntuoso y capaz, a cuya creencia da mayor peso el haber sido elevada por Wamba al carácter de iglesia episcopal, según la opinión de algunos historiadores.


SANTA MARÍA DEL ALFICÉN

Este templo pertenece también a la época de los godos.

Durante la dominación de los árabes siguió destinado al culto católico con algunas otras iglesias y las parroquias muzárabes. Estuvo situado al oriente de la ciudad y en la parte más baja, de donde viene el nombre de alficén.

No poseemos dato alguno que nos ayude a formar una idea del edificio, aunque debemos suponer que era amplio y digno, cuando fue escogido para catedral al hacerse la Reconquista, y para las reuniones del clero y la corte con motivo de la elección del arzobispo don Bernardo. A principios del siglo XVI había ya sucumbido a la acción del tiempo, pues en el mismo sitio que había ocupado se levantó algunos años más tarde el monasterio del Carmen Calzado del que hemos hablado más arriba.


SAN TIRSO MÁRTIR

La fundación de la capilla de san Tirso Mártir se atribuye a Cixila que fue arzobispo de Toledo algunos años después de haber sido conquistada esta ciudad por los árabes. Así, al menos, se infiere de la siguiente estrofa del himno de este santo que se cantaba en el rito muzárabe:

Templum hoc, domine, cixila condidit,
dignam hic habeat sostem: in oeaera
cum summis civibus cántica proecinat,
gandeus perpetuis soeculis omnibus

Las noticias acerca del sitio en que estuvo edificada se reducen a conjeturas con más o menos visos de probabilidad, siendo la opinión más admitida la que coloca esta capilla en la plaza llamada de las Verduras. En un escrito dirigido por el corregidor de Toledo don Alonso de Cárcamo al rey don Felipe II, se enumeran los fundamentos de esta opinión. Según este papel, al hacer las excavaciones para los cimientos del Hospital del Rey que había de sustituir al que por entonces había sido derribado, fueron hallados robustos muros de piedra, y prosiguiendo entonces las investigaciones, se descubrió una fábrica cuadrilonga, de construcción bizantina, y esta fábrica es la que cree ser la capilla de san Tirso, apoyándose en palabras de algunos autores y en la circunstancia de haber sido hallado en el mismo sitio un jarrón de metal que llevaba en la tapa la iniciales S. C. bajo una corona real, jarrón que supone ser uno de los regalos hechos por el rey Silo al arzobispo Cixila para los templos de Toledo. Pero como se ve, todo esto no pasa del terreno de las probabilidades y desgraciadamente es lo único que sabemos acerca de esta capilla.


SANTA MARÍA DE LA SISLA

La fundación de esta ermita se atribuye por algunos autores al rey godo Atanagildo, y si esta opinión es cierta, para cuya creencia no tenemos datos bastantes, debió desaparecer con la invasión árabe, aunque después en tiempo de la Reconquista se levantara otro templo con igual nombre y en el mismo terreno en recuerdo del antiguo. Estuvo edificado en el sitio en que después se levantó el monasterio de jerónimos, de que ya nos hemos ocupado, y dedicado a la Santísima Virgen en el misterio de la Anunciación. Debió el nombre de Santa María de Sisla, con que se le conoce, al terreno en que estuvo situado, al cual llamaba el pueblo Sisla, voz corrompida de Silva en latín o selva en castellano, por su naturaleza montuosa y áspera, y por lo cubierto que se hallaba de malezas antes de que los monjes y algunos pueblos inmediatos se empleasen en su cultivo.


SANTA COLOMBA O COLUMBA

La historia de este templo está acaso más rodeada de tinieblas que la de los anteriores. Hace mención de él un antiguo calendario que existe en la biblioteca de la catedral, y sábese que estuvo situado en las afueras de Toledo, pero al querer designar ciertamente el sitio de su fábrica, se encuentran ya varias e inconciliables opiniones. Unos paran su atención en Val de Colomba, nombre de un valle que se encuentra al pie de los cerros que rodean la ciudad de oriente a poniente, y fijan en este valle la existencia de la ermita, de la que suponen que ha tomado el nombre que aún conserva. Otros la colocan al lado norte de la ciudad y en la parte llana del camino que conducía al pueblo de Vargas, y se fundan en que en los alrededores de este sitio han sido hallados algunos restos de fábricas antiguas y una estatua de mármol mutilada que parecía ser de un santo y que fue descubierta por unos ladrones y mandada depositar en la biblioteca de la catedral por el arzobispo don Gaspar de Quiroga. Ello es lo cierto que nada puede asegurarse en este asunto, si bien es justo confesar que la primera opinión es mucho más fundada; pues las ruinas en que se apoyan los sostenedores de la segunda, son pruebas sobremanera vagas, y tanto que hay quien las cree del monasterio Agaliense con el mismo fundamento que los que las aplican a la ermita de que nos ocupamos.


SAN PEDRO EL VERDE

La fundación de este santuario se atribuye a Aurasio, arzobispo en tiempo del rey godo Sisebuto. Llamábase antiguamente San Pedro de la Vega de San Martín por estar situado en la que entonces se titulaba Vega de San Martín y ahora se conoce con el nombre de Vega baja, y posteriormente tomó el nombre de San Pedro el Verde, por las muchas huertas que le rodeaban. Los frentes, cimientos y ruinas descubiertas en el siglo XVI han dado margen a la opinión de que en su origen fue monasterio, y aunque sobre esto nada hay de seguro en la época goda, posteriormente a la Reconquista, hay ya en un testamento otorgado en 1337, una manda a las emparedadas de San Pedro de la Vega, lo cual es ya un dato irrecusable de que fue, por lo menos, convento de monjas en los siglos XIII y XIV.

Por los descubrimientos hechos en las excavaciones que en distintas épocas se han practicado y de las que aún se conservan en el palacio arzobispal de Toledo algunas curiosidades, se comprende que el edificio debió ser grande y suntuoso. La ermita, que ya ha desaparecido también, existía aún a fines del siglo pasado.


SAN PEDRO Y SAN FÉLIX

Ya al hablar de los conventos hemos dicho que el rey Witerico, por consejo del arzobispo Aurasio, había fundado uno, dedicado a san Félix, muy cerca del sitio donde se halla actualmente la Virgen del Valle. En este mismo sitio, y en memoria del antiguo monasterio, se levantó esta ermita de San Pedro y San Félix, algún tiempo después de la Reconquista.

De esta ermita era patrono el arcediano titular de Toledo. Ya en el siglo XVII varió su advocación, de lo cual nos ocuparemos más adelante y al tratar de la ermita de Nuestra Señora del Valle.


SAN JUAN DE LOS CABALLEROS

En el mismo terreno en que coloca la tradición la casa del Cid Rui Díaz de Vivar estuvo esta capilla, que dejó de existir a mediados del siglo XVI; pero todavía marcan algunas ruinas el sitio que ocuparon ambos edificios, y sobre todo, en el que estuvo el altar de San Juan, donde ahora se levanta una columna de piedra rematada con una cruz. Esta capilla pertenecía a la orden hospitalaria de San Juan de Jerusalén a la que, según algunos, fue cedida cuando se suprimió la de los templarios, de la que antes fue casa-hospedería. En las excavaciones practicadas en el terreno que ocupó, fueron hallados algunos trozos de columnas de notable mérito y que indican que el edificio sería suntuoso. Una de las columnas sostiene el púlpito de la epístola en la iglesia catedral.


SANTA CATALINA

Estuvo situada en el terreno en que después se edificó el convento de mercenarias, a cuyo fundador fue cedida con la casa a que estaba contigua. Lo único que de ella se sabe es que era muy pequeña y que su puerta caía al barrio entonces llamado de la Granja, que ya ha desaparecido.


SANTA SUSANA

Esta ermita estuvo situada al fin de la Vega de San Martín, que ahora se llama Vega baja. Es también posterior a la Reconquista y estaba dedicada a santa Susana, virgen romana, aunque algunos hayan creído que lo estaba a la casta Susana, de que habla el Antiguo Testamento, fundados únicamente en leerse la historia de esta última en la epístola de la víspera del domingo cuarto de cuaresma, en que era costumbre hacer una romería de Toledo a este santuario. Fue reedificada por la cofradía de Todos los Santos en el año de 1515, y ya a fines del siglo XVI pertenecía a la de San Blas, que se hallaba establecida en la parroquia de la Magdalena.

El historiador Pisa dice que en este tiempo era de construcción moderna; por consiguiente su destrucción no debe datar de muchos años. Aún se conservan en el ayuntamiento de Toledo dos cuadros antiguos representando a san Francisco y santa Clara, que pertenecían a esta ermita y que son de escaso mérito.


SAN ILDEFONSO

Esta ermita fue edificada en el mismo sitio en que, según tradición constante, fue sepultado el santo que le da nombre en la basílica de Santa Leocadia, y que cuando esta fue reedificada, después de la Reconquista, quedó fuera de sus muros.

Esta ermita existió hasta mediados del siglo XVII y pertenecía entonces a la hermandad de San Ildefonso.


SAN ESTEBAN

Esta capilla existía en el siglo XIII en el sitio llamado Solanilla y pertenecía a las monjas de Santa Clara. En 1260 la dieron estas a don Alfonso X en cambio de otras posesiones, y este a su vez la cedió a los monjes de San Agustín, que permanecieron en el convento que en ella edificaron hasta que levantaron el inmediato a la puerta del Cambrón.


SAN JERÓNIMO DE CORRALRUBIO

Esta capilla pertenecía al convento fundado por los monjes jerónimos en el siglo XIV. Se llamaba así por estar labrado en el corral de un tal Rubio, a una legua de distancia de Toledo, y quedó como ermita dedicada a san Jerónimo cuando los monjes que le habitaban se trasladaron al monasterio de la Sisla.


SANTA MARÍA DE MONTE SION

Estaba situada esta ermita extramuros sobre el cerro en cuya falda se edificó el convento de San Bernardo, en donde se ven aún algunas ruinas que lo indican claramente. Estaba sujeta a la jurisdicción del abad de Santa Leocadia y dejó de existir al mismo tiempo que el convento a que pertenecía.


SANTA FE

Esta capilla fue fundada por el arzobispo don Bernardo, en la parte más elevada del palacio de Galiana. En tiempo de don Alfonso VIII se estableció en ella el priorato de la orden de Calatrava, a cuyos caballeros había cedido el rey toda la parte del palacio en que se encontraba la capilla. Todavía existe en el mismo sitio una antigua capilla, que forma parte del convento de comendadoras de Santiago, y que indudablemente es la misma ermita de Santa Fe, modificada por las muchas restauraciones que en diversas épocas ha sufrido.


LA VIRGEN DE LA ROSA

Tuvo lugar la erección de esta capilla en el siglo XVI en la margen del arroyo llamado de la Roca, donde aún se ven sus restos. Debió su fundación a algunos devotos, a uno de los cuales se había aparecido la Santa Virgen en el mismo sitio.

Es cuanto se sabe acerca de ella.


SAN BARTOLOMÉ DE LA VEGA

Como lo indica su nombre, esta ermita se hallaba situada en la Vega baja y en el sitio donde después se levantó el convento de Mínimos de San Francisco de Paula, a cuyo fundador fue cedido por el ayuntamiento, de quien era propiedad, en el año 1529. No se cita de ella ninguna particularidad.


SANTA ANA

Fue fundada por el deán de la santa iglesia toledana don Diego Fernández Machuca. Estaba situada a media legua de Toledo, en el camino de Nambroca. Era su patrono, por disposición del fundador, el cabildo catedral, el que la vendió a los jesuitas, quedando en poder de la nación cuando fue suprimida la Compañía en el siglo XVIII. De las ruinas que restan de ella se desprende que debió ser un edificio de algún valor artístico.


LA VIRGEN DE LA CABEZA

Fue fundada a fines del siglo XVI en un cerro inmediato al puente de San Martín. No sabemos que tuviera cosa alguna notable. La imagen que le da nombre fue trasladada a la iglesia de San Juan de los Reyes, como ya dijimos al hablar de este edificio.


SAN JULIÁN

Estuvo esta capilla en la casa-convento de clérigos menores que existe en el cigarral que después tomó el nombre de esta fundación. Esta casa pertenece hoy a un particular, y aún se ve en ella un pequeño campanario, que sería el de la capilla de que hablamos. Por lo demás, no existe noticia alguna acerca de su valor artístico.


ORATORIO DE SAN FELIPE NERI

La capilla que lleva este nombre es también conocida con el de Escuela de Cristo, a cuya congregación pertenece.

Esta congregación fue fundada en Toledo por el padre M. fray Gil Rodríguez, quien en 1655 la instaló en una capilla de la parroquia de San Nicolás, de donde, en 1656, fue trasladada al oratorio de que nos ocupamos.

Ya al hablar de la iglesia parroquial de San Juan Bautista, hemos hecho mención de esta capilla, que en efecto fue edificada en un corral inmediato a dicha iglesia, y a principios del siglo XVI, como claramente lo manifiesta su género de arquitectura. Este es ojival, muy sólido, y con bóveda cruzada de aristas, pero sin que ofrezca detalle alguno que avalore su forma y sea digno de llamar la atención. En ella está el sepulcro de don Agustín Moreto, según consta del registro de la parroquia de San Juan Bautista, a pesar de la cláusula del testamento del ilustre poeta, en que dispuso que fuese sepultado su cuerpo en el Pradillo de los Ahorcados, disposición que a tan infundadas suposiciones ha dado lugar.


SAN JOSÉ

Fue fundada esta capilla por Alonso Ramírez y Diego Ortiz de Zayas, testamentarios de Martín Ramírez, cuyos sepulcros se encuentran a los lados del altar mayor. Fundáronla en casas de este último y con fondos asimismo suyos, y la dotaron con rentas suficientes para el sostenimiento decoroso del culto y de varias capellanías que en ella erigieron. Es un edificio construido con notable solidez y de buena arquitectura, del gusto grecorromano. En el piso del cornisamento del arco de entrada, que pertenece al orden dórico, se lee la siguiente inscripción:

Bis géniti tutor, Joseph, conjuxque parentis, has aedes habitat, primaque templa tenet.

Entre los muchos cuadros que posee esta capilla, hay algunos bastante apreciables, entre ellos tres del Greco, que adornan el altar mayor y los colaterales. Tiene también considerable riqueza en alhajas y ornamentos, poco notables por otra parte bajo el punto de vista del arte.

Hoy son patronos de esta capilla los condes de Guendulain.


EL CALVARIO

Nada notable existe en esta ermita, que acaso es la más pobre de las que existen en Toledo. Hace pocos años que la reedificaron a su costa y ayudados de algunas limosnas los presbíteros don Juan y don Joaquín Villalobos. Consta de una nave, sumamente pequeña, y un solo altar.


EL CRISTO DE LA SANGRE

Este oratorio se halla en la plaza de Zocodover. Fue restaurada en el siglo pasado y pertenece a la cofradía de la Preciosa Sangre de Cristo, fundada por don Sancho el Deseado.

Consta de una sala adornada con muchas molduras de yeso de bastante mal gusto. En su altar se venera una imagen de Cristo, llamado de la Sangre, que da su nombre a la capilla.


LA CARIDAD

Don Antonio Téllez de Toledo, que fue uno de los conquistadores de esta ciudad, y don Suero Gómez de Gudiel fundaron esta capilla en 1085. Pertenece a la hermandad de la Caridad, de la que ya hemos hablado, y no ofrece particularidad alguna notable.


LA VIRGEN DE LA ESTRELLA

La capilla que en la actualidad conocemos con esta advocación fue edificada a fines del siglo XVI, en que se derribó la primitiva, que era de muy remota antigüedad. Pertenece al orden de arquitectura grecorromano. Tiene una elegante portada de orden dórico, sobre cuyo cornisamento se ve en una hornacina la estatua en piedra de la Virgen con el Niño en los brazos, que es de algún mérito. Es sólida y de buenas proporciones, pero no posee ninguna cosa notable.


LOS DESAMPARADOS

Llamábase primeramente de San Leonardo, a cuyo santo estaba dedicada, ignorándose la época de su fundación, que algunos remontan a la de la dominación de los árabes. Fue reedificada en 1554 y en esta época es probable que se variara su advocación. El edificio es del orden grecorromano, y ni interior ni exteriormente ofrece particularidades dignas de mención.



LA VIRGEN DE GRACIA

Esta ermita, de cuya fundación no existe noticia alguna, consta de una sola nave, bastante larga, pero muy angosta y baja de techo, y ni en su fábrica ni en sus retablos hay nada que admirar.


Fin de los santuarios y capillas